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El amor de México

Sonya Santos de Arredondo

Los objetos utilitarios en México han sido la razón del arte popular, tienen una relación de amor y el uno no puede vivir sin el otro. Los artesanos mexicanos han hecho de su vida cotidiana el arte de la belleza, el reflejo de la inspiración y el transmisor de su alma a través de la creatividad.

Sin duda los pueblos precolombinos recogieron en su andas materiales y paisajes, y fabricaron los objetos que utilizaban; con la tierra hicieron el utensilio para comer, beber, además de darles cuerpo y cara a sus dioses. El algodón para su vestir y tejieron en telares de cintura. Un sinfín de insectos, minerales y flora para teñir sus hilos que les dieron el color. El arte plumario de sus penachos fueron en el mundo entero alargados y admirados por los nuevos habitantes que llegaron de ultramar, de la península Ibérica y fueron quienes introdujeron nuevos elementos, técnicas y oficios para concluir con el sincretismo primoroso que ha llegado hasta nuestros días, agregándose ingredientes en el transitar de los siglos.

Se generaron nuevos poblados y gremios, donde según la comarca, se concebían los objetos que necesitaban, la flora y la fauna determinaban el material y el decorado. Los artesanos de México han plasmado el paisaje de nuestro territorio, según su percepción visual, en su artesanía. Hay algunos que utilizan más colorido que otros; como podrías comprar el confín del hermoso desierto de Sonora con la cerrada y frondosa Selva Lacandona. En eso se han inspirado, y con su mano experta, pintan su entorno al estamparlo en el textil, en las vasijas; el límite de su creatividad llega hasta el cielo, hasta el universo, más allá de lo que alcanza la mirada.

La experiencia es su mejor cómplice la herencia del oficio su escuela. Al artesano lo enseñó su padre, su madre y a estos a la vez sus padres, y así sucesivamente lo van delegando a sus hijos, en la comunidad que aprende nada mas de verlos, de internarlo y de elaborarlo, las jornadas en un cuarto de la cada, día a día se va «tejiendo» esa cadena descendente en las generaciones, donde el cariño al trabajo lo reflejan y lo transmiten. Somos los mexicanos muy afortunados de tener  a nuestros artesanos que nos entregan su amor a través del arte popular.

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