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Zacatecas

Raweri de madera tallada y decorada con polvo de raíz de 'uxa y cuerdas metálicas. Artesano desconocido. Cultura wixárika. Jalisco. Hacia 1970. Acervo de Arte Indígena, Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas. D.R. Mercedes Aguado, INPI.

José N. Iturriaga

Desde su nacimiento mismo a mediados del siglo XVI, Nuestra Señora de los Remedios de Zacatecas estuvo señalada por la minería. “Así nacieron también Pánuco, Vetagrande, Sombrerete, Fresnillo, Chalchihuites y Mazapil. La ruta –de profunda significación histórica– fue dotada de presidios, postas, mesones, y transitaban por ella religiosos, soldados, exploradores, comerciantes, arrieros, penitentes”, explica la maestra Alma Rita Díaz Contreras.

La riqueza metalífera del subsuelo contrasta con la aridez del suelo, por lo que el comercio fue el modo de suplir los productos agrícolas. Ello se reflejaba en contrastes sociales: “palacetes de cantera rosa, donde la forja era uno de los mayores artificios de herrería artística”, y a la par el pueblo pobre, “el alma puesta en sus danzas y reliquias, en las manos de sus artesanos y creadores populares”.

Plateros y orfebres de Mezquital del Oro, Jerez, Juchipila, Guadalupe y Zacatecas, canteros, bordados huicholes, los niños dioses en pasta y cerámica, cintos piteados, pirograbado, la violenta y pasional Danza de Tastoanes, las pastorelas, la gastronomía y la dulcería, son exponentes del arte popular zacatecano. “El espíritu de sus creadores trasciende en muebles de fina marquetería, tapetes de telar hechos de algodón y lana; herrería con la técnica que se usó en el pasado, de golpe, doblez y forja”.