SITIO EN ACTUALIZACIÓN CONSTANTE

28 DE DICIEMBRE, DÍA DE LOS SANTOS INOCENTES

Mónica Abedrop

Una voz se oyó en Ramá,

Un llanto y un gran lamento:

Raquel llorando a sus hijos.

no quería consolarse porque 

ya no  existen.

 

Fue una noche de tristeza y de desolación. Se oyeron gritos y llantos en Belén, Ramá y otras ciudades cercanas, de muchas madres que lloraron a sus hijos; a sus hijos muertos que ya no existen. No se sabe cuántos niños murieron, pero se cree que fueron treinta los que mataron los soldados romanos; todos menores de dos años. El Rey Herodes los mando matar.

En ese tiempo en que el Rey Herodes, conocido como Herodes el Grande, gobernaba Israel, llegaron a Jerusalén los tres Reyes Magos preguntando en dónde había nacido el futuro rey de Israel; ya que habían visto brillar una estrella en el Oriente que les indicaba que había nacido el nuevo rey que gobernaría sobre todas las naciones. Esta nueva se propago por toda la ciudad. Al escuchar la noticia, el rey Herodes se sintió muy amenazado. Para él, cualquier persona que pudiera ser el nuevo rey de Israel, era su potencial enemigo. Era tan celoso de su poder, que ya había mandado asesinar a dos de sus esposas y a varios de sus hijos con tal de que no lo destituyeran.

Llevado por el temor y la intriga, les pidió a los sacerdotes, sabios y escribas de Israel, que le dijeran, basados en las escrituras, cuál era el lugar donde los profetas habían anunciado el nacimiento de este nuevo rey. La respuesta fue: la ciudad de Belén, el pueblo del rey David, ahí nacería el nuevo Mesías.

Le pidió a los Reyes Magos que buscaran y encontraran al niño y que volvieran para decirle donde se encontraba exactamente para poder ir y adorarlo también. Así los reyes salieron hacia Belén guiados por la estrella en busca del nuevo rey. Al encontrar a Jesús, lo adoraron, le regalaron oro, incienso y mirra; se regresaron a sus países por otro camino sin revelarle nada al rey Herodes, ya que, durante su camino, en un sueño, se les había aparecido un ángel quien les ordeno que no contaran nada.

Viéndose burlado Herodes por los Reyes Magos, loco de furia y sin información, en un intento desesperado por deshacerse del niño Jesús y evitar la profecía de que éste sería el nuevo rey de los judíos, decidió mandar rodear la ciudad de Belén y sus alrededores, y ordenó a sus soldados que mataran a todos los niños menores de dos años que ahí vivieran.

Sin embargo, el niño Jesús ya no se encontraba allí. José, esposo de María madre de Jesús, tuvo un sueño en donde un ángel le advertía que Herodes los estaba buscando para matar a Jesús; le dijo que tomara al niño y a la Virgen y partiera hacia Egipto para poder así salvarlo. Y así fue como los tres partieron a Egipto y vivieron ahí hasta que el rey Herodes murió. Fue entonces cuando volvieron a Palestina.

Ninguno de los historiadores de esa época, como Flavio Josefo (historiador judío fariseo del siglo I) el más conocido probablemente, menciona en alguno de sus relatos o historias ese acontecimiento. Durante mucho tiempo se ha creído que pudiera ser un relato ficticio con fines catequéticos aunado a la adoración de los reyes Magos. Sin embargo, en el año 2008, se hizo una investigación por parte de unos arqueólogos de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en la cual es posible observar algunas excavaciones con cientos de cadáveres de infantes, los cuales datan del siglo I, correspondiente al periodo en el que vivió Jesús y con el rango de edad que supuestamente tendrían los niños a los que Herodes había mandado matar.

Desde esa matanza, ese día de duelo se ha mantenido para los creyentes de la fe católica. A partir del siglo VI, la Iglesia Católica estableció una fiesta con oraciones para recordar la muerte cruel de esos niños en sustitución de Jesús. Desde hace ya algún tiempo también, se hacen oficios especiales para todos los niños que no han podido nacer.

La fecha que se ha elegido, (por cuestiones de diferencias en calendarios), para recordar este cruel hecho es el 28 de diciembre, y es conocida como el día de los Santos Inocentes.

Y entonces, ¿por qué ese día se ha elegido para hacer bromas? ¿Cómo y por qué pasamos de una tragedia como la matanza de tantos niños, a un día especializado en gastar y hacer bromas a los demás? ¿Podríamos suponer que se ha vuelto una jornada tradicional para hacer bromas a seres, que, como aquellos niños inocentes, no saben ni entienden lo que sucede? ¿O que esa tradición de divertirse a costa de engañar a otras personas, viene del hecho de que Herodes vivió muchos años pensando que sí había logrado su cometido?

Históricamente hablando, en la Edad Media en varios países de Europa, se decidió combinar esta fecha de duelo con un rito más pagano conocido como “La Fiesta de los Locos”, comprendido en los días entre Navidad y Año Nuevo. Esta fiesta tenía como costumbre que los clérigos y sacerdotes creaban un Obispo o un Papa y lo llamaban el “Obispo o Papa de los locos”. Entraban enmascarados a la iglesia, vestidos de bufones y en traje de mujeres, danzaban en la nave principal y en el coro, cantando obscenidades; comían carne sobre el altar, jugaban ahí mismos dados y lo perfumaban con el humo de cueros viejos o podridos. En fin, cometían todo tipo de crueldades y blasfemias dignas de reprobación por parte de todos los cristianos. Se dice que estas fiestas eran tan escandalosas que la Iglesia, en su afán de calmar las excentricidades de sus participantes, decretó que se celebraría el día de los Santos Inocentes. Se inició así la unión pagano-cristiana de estas fiestas donde se juegan bromas de todo tipo a los más descuidados. Es así como esta Fiesta de los Locos se considera como precursora del día de los Santos Inocentes.

Lo interesante será entonces entender por qué el hombre tiene esa necesidad de transformar una tragedia en una comedia; en motivo de risa y de broma.

A lo largo de la historia se puede ver que la risa ha tenido diferentes funciones en las sociedades. Por ejemplo, para los egipcios, la risa era una fuerza creadora. En un papiro alquímico del siglo III, conservado en Leyden, hay un relato en que se le atribuye a la risa divina, la creación y el nacimiento del mundo.

Para los griegos, Aristóteles en el siglo V dijo que la risa se caracterizaba por su fuerza crítica y su acción democratizadora, ya que solo una democracia podía tolerar la franqueza de las antiguas comedias.

Alexander Herzen, a fines del siglo XIX hizo un estudio muy interesante acerca de las funciones de la risa en la historia de la cultura. Herzen, escribió “En la Antigüedad se reía a carcajadas, en el Olimpo y en la Tierra, al escuchar a Aristófanes y sus comedias, y así se siguió riendo hasta la época de Luciano. Pero a partir del siglo VI. Los hombres dejaron de reír y comenzaron a llorar sin parar, y pesadas cadenas se apoderaron del espíritu al influjo de las lamentaciones y los remordimientos. Después que se apaciguó la fiebre de las crueldades, la gente volvió a reír”.

En el Renacimiento, y a partir del siglo XII, se puede ver que no sólo fue un renacimiento de las ciencias o de las artes de la antigüedad, sino que también fue el renacimiento del pensamiento del hombre. Se crea una mayor individualización en su comportamiento, lo que lo lleva a una mayor autoconciencia. En este renacimiento, el ser humano es más libre de emociones espontaneas. La risa entonces, se vuelve el elemento que rompe con todas las ideas rígidas y el miedo impuestos por la iglesia, la cultura o el feudo de esa época y el hombre se atreve a expresarla. Es en este momento cuando se crean las comedias, las formas y rituales del espectáculo, las obras cómicas, las parodia y los carnavales entre otros. La risa, finalmente, busca deshacerse del mundo lleno de injusticias y reemplazarlo por un mundo mejor. Crea una nueva realidad que desplaza a la otra que ya no puede mantenerse porque ha perdido su sentido. La risa es, pues, una liberación.

La risa o el hacer reír, sigue hoy en día jugando un papel muy importante en la vida social del hombre. En la evolución histórica y cultural, la risa ha sido un elemento que impide que lo serio predomine y domine la vida del ser humano. La risa no es una frivolidad o una cosa de poca importancia. Simplemente no podemos renunciar a ella o rehusarla.  Así es que, si en este 28 de diciembre somos víctimas de una broma y escuchamos “Inocente palomita, te dejaste engañar, sabiendo que en este día nada se puede prestar” o “Herodes mando a Pilates, Pilates mando a su gente, el que presta en este día, pasará por inocente” lo mejor será reír y pensar que la vida siempre será más alegre si está rodeada de risas de buen humor. Como decía, y decía bien, Charles Chaplin: “No hay día más perdido que aquel en que no hemos reído”.

Un dato interesante, en este año 2013, el 28 de diciembre es el 362° trigésimo sexagésimo segundo día del año en el calendario gregoriano y el 363° trigésimo sexagésimo tercero en los años bisiestos de la era Cristiana.

No hay comentarios

Publica un comentario