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Recordando a: Pantaleón Panduro

Pantaleón Panduro. (Foto: Museo Pantaleón Panduro).

Pantaleón de la Trinidad Panduro Martínez nació el 27 de julio de 1847 en San Pedro Tlaquepaque, Jalisco. 

A lo largo del tiempo, diversos estudiosos se han dedicado a rastrear los orígenes y la trayectoria de tan destacado artesano, sin embargo, no se sabe a ciencia cierta cuáles fueron sus primeros pasos. Aunque no se conocen con certeza sus primeros pasos en el arte del barro, algunas versiones señalan que su abuelo ya se dedicaba a esta labor, aunque sin alcanzar el nivel de perfección que lograrían las generaciones posteriores.

Se cuenta que Panduro trabajó en una fábrica de ladrillos, lo que le permitió tener al alcance de su mano el barro, el cual fue descubriendo en sus manos una manera de retratar a personajes y escenas de la vida cotidiana. Con el tiempo, perfeccionó su técnica y desarrolló una gran destreza, dando origen a figuras llenas de vida que se convirtieron en una tradición emblemática de su pueblo. 

Entre las pistas que ayudan a dar mayor claridad sobre este genio del barro se encuentran referencias que sugieren la participación de Panduro en exposiciones internacionales. Tal es el caso de la Exposición Universal de Nueva Orleans en 1886, donde se premió al Gobierno del Estado de Jalisco en la categoría de “Objetos de Barro” y subcategoría de “Figuras y Bustos de Barro”, hecho que hace pensar a expertos que pudieron haber participado las piezas de Don Pantaleón Panduro. Otro indicio se encuentra en una exposición en París en 1888 donde llegaron cajas con figuras y bustos de barro, muchas de las cuales se dañaron en el trayecto y posteriormente fueron distribuidas entre museos europeos. 

Cuenta una leyenda popular que Panduro tenía la habilidad de retratar a una persona en tan solo treinta minutos, capturando con precisión  rasgos, detalles y atuendo de personajes, habilidad que le valió el apodo de “El Brujo” y que cautivó a más de uno, entre ellos, nada más y nada menos que al mismo presidente Porfirio Díaz, quien al verse retratado, con gran asombro le ofreció una beca para estudiar a Europa, oferta que Panduro rechazó y a cambio Díaz le dio la banda presidencial y su silla. Durante una hora de conversación, Pantaleón fue simbólicamente “presidente de México”.

Pantaleón Panduro se casó con Romana Manzano Acosta y juntos tuvieron diez hijos: Timoteo (su primogénito), seguido de Maura, José Ponciano , Pantaleón, Francisco, Andrés, Micaela, Raymundo, José Ignacio, Conrado y Hermelinda. Fueron inicialmente los hijos varones mayores que continuaron con el legado de su padre y con el tiempo, los más jóvenes también se sumaron a la tradición familiar trabajando en la célebre “Fábrica de Monos y Retratos Panduro”. Tal fue la maestría alcanzada por sus descendientes que, con los años, las obras de Timoteo y Ponciano comenzaron a confundirse con las de su padre. 

Pantaleón Panduro falleció en 1909 a causa de un cáncer de estómago. 

En 1997, al conmemorarse el 150 aniversario de su nacimiento, se inauguró el Museo Nacional de la Cerámica, Pantaleón Panduro, como un homenaje a su vida y legado. Esta institución fue posible gracias a la colaboración de sus descendientes, quienes aportaron piezas, historias y documentos para preservar su memoria.

Sin lugar a dudas, Pantaleón Panduro es un referente del arte popular mexicano. Su legado no solo ha influido profundamente a sus descendientes, sino también en generaciones enteras de artistas y admiradores del arte en barro. Hoy, su espíritu vive en cada rincón de Tlaquepaque, donde el barro sigue contando historias a través de manos que, como las suyas, convierten la tradición en arte.

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