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Refranero gastronómico mexicano

José N. Iturriaga

La paremiología el estudio de los dichos y refranes- tiene en México muchas versiones culinarias, manifestaciones de la cultura popular. He aquí una mínima selección, teniendo en cuenta que algunos de los adagios enlistados de seguro llegaron ya acuñados desde España:

A chillidos de marrano, oídos de chicharronero.
A comer y a rascar, el trabajo es empezar.
A darle que es mole de olla.
Al hombre se le gana por el estómago.
Al mejor cocinero se le va un tomate entero.
A nadie le falta Dios, trayendo su bastimento.
A ojo de buen cubero
A partir un piñón.
Apenas oyen tronar y ya quieren calabacitas.
¿A quién le dan pan que llore?
Aquí sólo mis chicharrones truenan.
¡Atáscate, Matías!, de esto no hay todos los días.
A tu amigo pélale el higo y a tu enemigo el durazno.
Barriga llena, corazón contento.
Bueno como el pan.
Come como pelón de hospicio.
Comerse vivo a alguien.
Dar atole con el dedo.
Dar gato por liebre.
Dar una sopa de su propio chocolate.
De chile, de dulce y de manteca.
Decir ajos y cebollas.
Del plato a la boca se cae la sopa.
Después de un buen taco, un buen tabaco.
Echar la sal.
Echar toda la carne al asador.
El comal le dijo a la olla: culo prieto.
El muerto al hoyo y el vivo al bollo.
El que come y canta, loco se levanta.
Encontrar a alguien hasta en la sopa
En el modo de agarrar el taco se conoce al que es tragón.
Enfermo que come y mea, el diablo que se lo crea.
Engordar el caldo.
En todos lados se cuecen habas.
Entre menos burros, más olotes.
Es ajonjolí de todos los moles.
Es como el apóstol trece: come y desaparece.
Este arroz ya se coció.
Hacer buenas migas.
Hacerse de la boca chiquita.
Hasta lo que no comen les hace daño.
Hueso duro de roer.
Las cuentas claras y el chocolate espeso.
Medirle el agua a los camotes.
No se cuece al primer hervor.
No se puede chiflar y comer pinole
No sólo de pan vive el hombre.
No soy una perita en dulce.
Para abrir boca.
Para darle sabor al caldo.
Peladito y en la boca.
Ponte salsa.
Que con su pan se lo coma.
Relamerse los bigotes.
Romper el turrón.
Sacar la castaña con la mano del gato.
Se juntó el hambre con las ganas de comer.
Se me hace agua la boca.
Se quedó como el perro de las dos tortas.
Te crees muy salsa.
Tienes más ojos que estómago.
Todo lo que corre o vuela, a la cazuela.
Un ojo al gato y otro al garabato.
Ya lo besó el diablo.
Ya no quiere queso, sino salir de la ratonera.

Los siguientes versos podemos incluirlos aquí, pues tienen un mensaje como todos los refranes:

Para todo mal, mezcal,
para todo bien, también.
Para la tristeza: cerveza,
para el cruel destino: vino,
para el fracaso: de ron un vaso.

Contra las muchas penas,
las copas llenas;
contra las penas pocas,
llenas las copas.

Algunos dichos populares tienen a la vez connotación gastronómica y erótica. En esta relación se incluyen también algunas expresiones con esa característica, aunque no llegan a ser refranes:

Beber con los ojos.
Comerse la torta antes del recreo.
Donde hay gordura hay hermosura.
Echarse un taco de ojo.
Es como terrón de azúcar.
Está como agua para chocolate.
¡Está como mango!
Está que se le cuecen las habas.
Gallina vieja hace buen caldo.
Hacer de chivo los tamales.
La mejor carne es la pegada al hueso.
Le dio calabazas.
Mala pa’l metate, buena pa’l petate.
Media naranja.
Plato de segunda mesa.
Si como lo mueve lo bate, ¡qué rico chocolate!

He aquí algunas expresiones más bien majaderas:

Comer arroz con popote.
Darle pa’ sus tunas.
Echarse un caldo.
Es mucho jamón para un par de huevos.
Parir chayotes.
Subirse al guayabo.